DE LA PINTURA
Si el color es tan solo el resultado del reflejo de la luz sobre un objeto determinado, la forma, la figura exterior o circundante de un cuerpo y la línea, la extensión considerada en la dimensión de las longitudes; como es que el ser humano pasa por alto tan estrictos fundamentos cuando observa una pequeña araña que lenta e impunemente baja por la pared de su habitación, la forma misteriosa de un rostro que aparece en un piso de madera, la tristeza, la alegría, la serenidad, la tensión, la vida y la muerte?.
El ser humano al ver no solo distingue las formas, las siente, presiente, interpreta, palpa, califica, clasifica, vincula los demás sentidos para imaginar la musicalidad de una nube, el color del silencio, la palabra de una piedra etc., todo esto por medio de sus ojos.
.Si no hay quien sienta las cosas, no existen las cosas.
La pintura, su forma línea y color, encierra un lenguaje que pasa imperceptible através del ojo que como filtro sirve a la interpretación racional, sentimental y emotiva, por ello no siempre para un hombre, un objeto imagen o factor externo es lo mismo sensorialmente como lo pueda ser en otro, un objeto inventado dice mas del inventor que para lo que sirva o pueda representar ese objeto, podemos hablar del miedo tras un arma, del placer de un paseo en bicicleta, del pudor tras la ropa que esconde un cuerpo cuya única diferencia radica en la aceptación del si mismo y del otro como igual, de cada cosa minima en apariencia o compleja en funcionalidad, todo lo que de la mano del hombre proviene a nacido en su mente determinada por una personalidad hecha con influencias directas e indirectas y factores remotamente profundos para ser analizados de forma superflua esperando una clara respuesta como resultado.
La pintura es una exaltación, y al observarla por respeto a la acción creativa no se debe tomar a la ligera abarcando el supuesto de la obra o minimizando su contenido a nada más que una imagen, así se estaría paseando por un maravilloso jardín con los ojos cerrados para luego describírselo a alguien basándose en el velo negro de los parpados, entonces sería preciso abarcar el objeto forma o situación pictórica a observar, su porque si el artista antepone este como punto de introducción a la obra, su hecho y resultado, su verdad, mentira o contradicción, su puerta finita al infinito, y desde allí partir al lugar que te dicta y sin necesidad de resolver lo complejo, aquello que seguramente el mismo creador no pudo ver, habrás guardado para ti un nuevo lenguaje, una ventana por donde mirar el mundo de otra forma, o una reafirmación de lo que no crees, esto es aprender a disfrutar honestamente de aquello que sensitivamente ocurre cuando se está por un breve instante frente a una creación con el deseo de dejarse envolver plenamente en ella.
La pintura como contenedor espiritual
En el espíritu de lo vano, en la respuesta final de la incertidumbre, es donde la vida encuentra su verdadera forma y belleza y, la continuidad de esta belleza no puede ser el hombre mismo ajeno a algún tipo de obra. Si asumiste la placentera labor de poner en marcha tus sentidos, generarte luego una pregunta, responderte a ti mismo y sin dudar creer fielmente en tu descubrimiento seguramente querrás de algún modo enseñarlo y tal vez ya no importe tu nombre o como eres más que tu idea, así habrás logrado alcanzar la belleza,
Somos el resultado de una rueda de piedra y una llama consumiendo seca madera; el lienzo, es nada más que una extensión
Del espíritu colectivo, tan irreal como claro, tan profundo en su plano, como una impenetrable pared que ende solamente el sueño, si muero no es mi espíritu viviendo en la obra, es la vida misma de la obra que solo alguien puede evocar, la rueda de piedra se hizo automóvil y la llama cambio nuestras vidas innegablemente, ¿acaso alguien recuerda el nombre o aspectos exactos de quienes a la humanidad entregaron tales legados?, la existencia prevalece siempre y cuando prevalezca el pensamiento, somos una obra observada por aquello mismo que circula por las venas de las hojas de una bella flor o el vastísimo colapso de galaxias, una obra que así misma se observa y califica en el transcurrir de la muerte y la vida, en el inconcluso de la eternidad; hemos sido pensados para pensar en ello.
Hasta ahora mis influencias pictóricas han sido marcadas en su mayoría por la literatura siendo esta una de las mas fuertes pero definitivamente no la principal, desde mis primeros años con una base sedimentada en textos bíblicos hoy sin mas espíritu que el que anima mi carne, sin pensar en las eternidades del alma, en cielos y demonios en santos o pecadores gracias a aquellos lenguajes infinitamente ricos en interpretaciones, entendí el poder de la comunicación, una guerra como un gran roble no nace de la noche a la mañana primero es una pequeña semilla y luego el mas insignificante brote que bajo cualquier pie puede perecer para entonces con el tiempo encarnar una estructura casi inamovible, la imagen pictórica pueda que a simple vista no diga o produzca mayor vibración espiritual, pero si se es consiente de la sensibilidad mental, una obra pictórica no solo será un articulo ornamental que agrada al ojo si no que también trasmitirá un mensaje capaz de trasformar el pensamiento.
ANDRÉS CAICEDO